viernes, 4 de octubre de 2013

Te odio

Es el único conjunto de palabras que define totalmente mis sentimientos hacia tu persona.
Eres una cobarde, una mentirosa, una manipuladora, y parece que llevas tatuado el sello de puta en tu mismísimo ser, ya que cumples los requisitos de este insulto en todos sus sentidos y valores.
Si por mí fuera ahora mismo estarían recayendo sobre ti las peores torturas, ejercidas por mis justicieras manos, logrando el castigo más justo y equilibrando la balanza que tú misma has cargado negativamente. Castigos verbales, castigos corporales y hasta sentimentales, aunque no creo que los últimos causasen mucho efecto observando el tipo de persona que eres.
Dicen muchas cosas de la venganza. Que es mala, que es mejor centrarte en tu propia felicidad y dejar de lado el pasado, que ya el karma se lo devolverá... etc, etc, pero en este mundo injusto ninguna mala acción te será devuelta, y tú saldrías ganando mientras que otros muchos perderíamos. Realmente… no sé cómo hacerte daño. A mis ojos pareces un ser al que no se le puede hacer sufrir, y que solo puede infringir daño sin recibir nada a cambio ya que parece que guardas el aprecio hacia los demás en el más frío de los rincones helados. Solamente quiero que sufras. Durante el resto de tu vida.
Pero dejando de lado el tema de “reestablecer el orden”, te estarás preguntando “¿Pero por qué me odias? Si yo no te he hecho nada…”
Verás… por lo visto yo tengo una cosa que tú no. Se llama empatía y significa sentir el dolor ajeno como si fuese tuyo.
A una persona muy cercana a mí, bien sabes quién, le has desgarrado el alma, y no contenta con tu trabajo has seguido atormentando a este ser como si fueses la dogmática diosa del universo. No te bastó que te hubiesen perdonado por tu horrible acto, ya que seguiste metiendo el dedo en la llaga hasta que esta se infectó totalmente. Y aunque la herida estuviese abierta y ya no quisiese más de tu veneno, tú seguiste insistiendo como si ese ser humano te perteneciese. Cansado ya él de tu afilada daga se despidió para siempre de tu presencia, pero tú no quisiste aceptar ese hecho. Insultaste, manipulaste y hasta acosaste para que ese ser humano visualizado en tus ojos como objeto volviese a ti como si te perteneciese en cuerpo y alma. Y no olvidemos que hiciste mano de tus “fieles matones” para crear, además de sangre, cicatrices de arma blanca, moratones y demás heridas que jamás podrán ser sanadas… arrebatando así la esperanza de un sueño que antes pudo hacerse posible y ahora, gracias a tu rencorosa mano, ya no lo podrá ser.
No te odio solo por ser yo una persona que siente deseos de reparar el daño causado a un ser querido. Tú, siendo como eres y con tus acciones me has cedido ese odio, y hasta que tus lágrimas se vuelvan sangre yo no estaré satisfecha. Aunque pagues por lo que has hecho yo jamás te perdonaré ni lo olvidaré. Ni siquiera te mereces mi compasión.
Lo malo de este texto es que no lo podrás leer, ya que como he dicho antes eres una cobarde y una manipuladora, no puedes enfrentarte tu sola a este hecho. Necesitas un grupito al que manejar para que yo pueda sufrir por las palabras que he escrito… o siquiera pensado sobre ti. No consigues avanzar un paso de tu vida remendada con mentiras sin agarrar fuertemente las cuerdas de tus fieles marionetas. Así eres tú, te he calado totalmente, a mí no puedes ganarme con más victimismos y patéticas invenciones, ni siquiera lo intentes.
Solo sabes apoyarte en el hecho de que él sea inestable mentalmente para dejarlo como “el malo”, único culpable de todas tus penurias imaginarias. “Que me ha hecho daño” “Que es un enfermo mental” “Que le jode la vida a todo el mundo”. Lo que eres es una zorra rencorosa que no sabe reconocer que se le ha escapado la mejor persona del mundo cuando ella solo buscaba placeres secundarios con otros.
¿Sabes? Eres demasiado posesiva. Sientes que cualquier ser que se acerque o intime contigo te pertenece. Pero las personas, por mucho que quieras no puedes tenerlas entre tus posesiones. Lo único que te pertenece de alguna forma son los sentimientos que esa persona pueda sentir hacia ti. Está en tus manos conservarlos o perderlos. Si los pierdes obviamente es culpa tuya y te tienes que aguantar. Solo la otra persona puede decidir sobre cambiar de opinión o no. Pero tú no piensas así, ¿verdad? Todos te pertenecemos a ti, puedes hacer lo que quieras con nosotros y nosotros si nos quejamos somos cruelmente torturados… sin ni siquiera darnos derecho a acercarnos a otro ser.
Pues no.
No eres ni una diosa, ni una jefa, ni te debemos nada, ni eres especial en nada como para poder siquiera insultarnos por algo que no hemos hecho. Y hablo en plural porque piensas que TODO el mundo tiene que estar a tus pies por ser como eres. ¿Pero sabes realmente lo que eres? No eres nada. No vales para nada. Solo eres otro ser humano del montón sin nada que llame la atención, solo el tremendo asco que das.
Algo que no soporto es que ahora mismo estás por ahí, feliz, tan tranquila, sin que pese sobre tu conciencia absolutamente nada del daño que has infringido y rodeada de gente que cree todas y cada una de tus mentiras con apoyo y una sonrisa.
Pero... ¿tú qué te crees? ¿Quién te crees inventando una sarta de mentiras, mandárselas a la persona herida, desconcertándola, para luego colgarlas por todos lados?¿La dueña del barrio? Me resultas tan patética que cada palabra que escribes por cualquier lado me hace bufar. Pero aunque me desespere lo repugnante que eres también me río de tus ridículas palabras. Eres desesperantemente graciosa de tan ridícula y patética que eres. “Soy una muñeca de porcelana rota pero hermosa”; dices. JA, me desorino.
Lo peor es que no eres el único bicho de la fiesta, tienes a dos amiguitos especiales más a los que también les encanta rascar costras hasta abrir heridas del pasado y entonces echar sal para que los recuerdos escuezan lo más posible.
Pero esas dos marionetas me importan una mierda, uno morirá de sobredosis y la otra alguna enfermedad venérea la mantendrá muy ocupada.
Solo quiero ver tu sufrimiento. Doloroso y perpetuo.
Aunque pasen años no me olvidaré de ti.

Te juro que algún día cumpliré mi venganza.

3 comentarios:

  1. Siempre me gusta que alguien me devuelva la intranquilidad que me da leer otras cosas. La garra despiadada del rencor, el sufrimiento en forma de un picadura mortal para devolverme a una realidad cruel y despiadada. Una forma de que la nube te deje caer y puedas volver a ponerte en guardia.
    Hay formas y formas de insultar, pero no es cosa sólo de emitir insultos sin sentido, por ello no ha podido evitar esta entrada llamarme la atención y gustarme. Buen trabajo.

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    1. Muchas gracias. Es simplemente odio metamorfoseado en palabras, y supongo que la inestabilidad mental también ayuda, aunque espero poder llegar a escribir semejante a ti algún día, sin que la rabia tenga nada que ver. Gracias por haber comentado, me anima a seguir escribiendo.

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