Es el único conjunto de palabras que define
totalmente mis sentimientos hacia tu persona.
Eres una cobarde, una mentirosa, una manipuladora, y
parece que llevas tatuado el sello de puta en tu mismísimo ser, ya que cumples
los requisitos de este insulto en todos sus sentidos y valores.
Si por mí fuera ahora mismo estarían recayendo sobre
ti las peores torturas, ejercidas por mis justicieras manos, logrando el
castigo más justo y equilibrando la balanza que tú misma has cargado
negativamente. Castigos verbales, castigos corporales y hasta sentimentales,
aunque no creo que los últimos causasen mucho efecto observando el tipo de
persona que eres.
Dicen muchas cosas de la venganza. Que es mala, que
es mejor centrarte en tu propia felicidad y dejar de lado el pasado, que ya el
karma se lo devolverá... etc, etc, pero en este mundo injusto ninguna mala
acción te será devuelta, y tú saldrías ganando mientras que otros muchos
perderíamos. Realmente… no sé cómo hacerte daño. A mis ojos pareces un ser al
que no se le puede hacer sufrir, y que solo puede infringir daño sin recibir
nada a cambio ya que parece que guardas el aprecio hacia los demás en el más
frío de los rincones helados. Solamente quiero que sufras. Durante el resto de
tu vida.
Pero dejando de lado el tema de “reestablecer el
orden”, te estarás preguntando “¿Pero por qué me odias? Si yo no te he hecho
nada…”
Verás… por lo visto yo tengo una cosa que tú no. Se
llama empatía y significa sentir el dolor ajeno como si fuese tuyo.
A una persona muy cercana a mí, bien sabes quién, le
has desgarrado el alma, y no contenta con tu trabajo has seguido atormentando a
este ser como si fueses la dogmática diosa del universo. No te bastó que te
hubiesen perdonado por tu horrible acto, ya que seguiste metiendo el dedo en la
llaga hasta que esta se infectó totalmente. Y aunque la herida estuviese
abierta y ya no quisiese más de tu veneno, tú seguiste insistiendo como si ese
ser humano te perteneciese. Cansado ya él de tu afilada daga se despidió para
siempre de tu presencia, pero tú no quisiste aceptar ese hecho. Insultaste,
manipulaste y hasta acosaste para que ese ser humano visualizado en tus ojos
como objeto volviese a ti como si te perteneciese en cuerpo y alma. Y no
olvidemos que hiciste mano de tus “fieles matones” para crear, además de
sangre, cicatrices de arma blanca, moratones y demás heridas que jamás podrán
ser sanadas… arrebatando así la esperanza de un sueño que antes pudo hacerse
posible y ahora, gracias a tu rencorosa mano, ya no lo podrá ser.
No te odio solo por ser yo una persona que siente
deseos de reparar el daño causado a un ser querido. Tú, siendo como eres y con
tus acciones me has cedido ese odio, y hasta que tus lágrimas se vuelvan sangre
yo no estaré satisfecha. Aunque pagues por lo que has hecho yo jamás te
perdonaré ni lo olvidaré. Ni siquiera te mereces mi compasión.
Lo malo de este texto es que no lo podrás leer, ya
que como he dicho antes eres una cobarde y una manipuladora, no puedes
enfrentarte tu sola a este hecho. Necesitas un grupito al que manejar para que
yo pueda sufrir por las palabras que he escrito… o siquiera pensado sobre ti.
No consigues avanzar un paso de tu vida remendada con mentiras sin agarrar
fuertemente las cuerdas de tus fieles marionetas. Así eres tú, te he calado
totalmente, a mí no puedes ganarme con más victimismos y patéticas invenciones,
ni siquiera lo intentes.
Solo sabes apoyarte en el hecho de que él sea
inestable mentalmente para dejarlo como “el malo”, único culpable de todas tus
penurias imaginarias. “Que me ha hecho daño” “Que es un enfermo mental” “Que le
jode la vida a todo el mundo”. Lo que eres es una zorra rencorosa que no sabe reconocer
que se le ha escapado la mejor persona del mundo cuando ella solo buscaba
placeres secundarios con otros.
¿Sabes? Eres demasiado posesiva. Sientes que
cualquier ser que se acerque o intime contigo te pertenece. Pero las personas,
por mucho que quieras no puedes tenerlas entre tus posesiones. Lo único que te
pertenece de alguna forma son los sentimientos que esa persona pueda sentir
hacia ti. Está en tus manos conservarlos o perderlos. Si los pierdes obviamente
es culpa tuya y te tienes que aguantar. Solo la otra persona puede decidir
sobre cambiar de opinión o no. Pero tú no piensas así, ¿verdad? Todos te
pertenecemos a ti, puedes hacer lo que quieras con nosotros y nosotros si nos
quejamos somos cruelmente torturados… sin ni siquiera darnos derecho a
acercarnos a otro ser.
Pues no.
No eres ni una diosa, ni una jefa, ni te debemos
nada, ni eres especial en nada como para poder siquiera insultarnos por algo
que no hemos hecho. Y hablo en plural porque piensas que TODO el mundo tiene
que estar a tus pies por ser como eres. ¿Pero sabes realmente lo que eres? No
eres nada. No vales para nada. Solo eres otro ser humano del montón sin nada
que llame la atención, solo el tremendo asco que das.
Algo que no soporto es que ahora mismo estás por
ahí, feliz, tan tranquila, sin que pese sobre tu conciencia absolutamente nada
del daño que has infringido y rodeada de gente que cree todas y cada una de tus
mentiras con apoyo y una sonrisa.
Pero... ¿tú qué te crees? ¿Quién te crees inventando
una sarta de mentiras, mandárselas a la persona herida, desconcertándola, para
luego colgarlas por todos lados?¿La dueña del barrio? Me resultas tan patética
que cada palabra que escribes por cualquier lado me hace bufar. Pero aunque me
desespere lo repugnante que eres también me río de tus ridículas palabras. Eres
desesperantemente graciosa de tan ridícula y patética que eres. “Soy una muñeca
de porcelana rota pero hermosa”; dices. JA, me desorino.
Lo peor es que no eres el único bicho de la fiesta,
tienes a dos amiguitos especiales más a los que también les encanta rascar
costras hasta abrir heridas del pasado y entonces echar sal para que los
recuerdos escuezan lo más posible.
Pero esas dos marionetas me importan una mierda, uno
morirá de sobredosis y la otra alguna enfermedad venérea la mantendrá muy
ocupada.
Solo quiero ver tu sufrimiento. Doloroso y perpetuo.
Aunque pasen años no me olvidaré de ti.
Te juro que algún día cumpliré mi venganza.