lunes, 23 de mayo de 2016

Límites

Es entretenido analizar cómo está tejida la realidad humana. Actualmente se opone firmemente y con autoconvicción al resto del planeta sin pensarlo demasiado. Sus conceptos inventados son dogma y sus instintos más básicos ley.

Una de las cosas más cómicas dentro de la conquista humana son sus propias limitaciones. Todo lo quieren meter dentro de un recinto cerrado. Todos sus conceptos se basan en la limitación tanto física como mental.

Esto se inaugura con los números. Por ejemplo comenzando con un animal, una vaca. El ser humano ve eso, una vaca. Nadie se cuestiona porqué una, ya que llevamos miles de años cazando “unidades”. Pero una vaca son millones de células diferentes, formadas por millones de moléculas y a su vez compuestas por millones de átomos. Hacemos una distinción contundente entre aire y carne sin siquiera plantearlo.

En nuestras inocentes limitaciones basadas en la humildad de nuestros sentidos no podemos evitar hacer distinciones entre lo que nuestros ojos, oídos, boca y piel pueden percibir. Pero lo interesante no es nuestra predisposición a la limitación, sino la imposición de este hecho.

Como dudoso lector no puedes evitar cuestionar absolutamente todo lo que he dicho, y es lógico, ya que vivimos rodeados de cifras. Y me dirías ¿Cómo no vas a diferenciar el aire de la carne?

¿Acaso tú diferencias el oxígeno del nitrógeno del aire? Y aún si lo hiciésemos ¿porqué para un ser “individual” es necesaria una diferenciación?

Al igual que no son necesarias las palabras, que son también una limitación a lo que percibimos o pensamos.

Pero claro el ser humano es gregario (o eso dicen). Todos nuestros límites provienen de la convivencia. No puedes transferir una idea sin conceptualizarla, sin cosificarla y reducirla a algo ridículamente ínfimo como los inocentes dibujos de las estrellas.

Es gracioso. Mientras escribo estoy constantemente contradiciéndome, pero como he dicho antes, es inevitable para la convivencia, y con esto la comunicación.


Reniego de la unidad y la pluralidad. Rompería los límites de nuestro concepto de vida y me limitaría a afirmar que no puedo confirmar ni la existencia misma.

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